Con el nuevo álbum de Karol G pasamos de la Bichota, a la era Tropicoqueta.
Se avecina un viaje nostálgico al pasado. A aquellos tiempos en los que la vida parecía un poco más liviana y llevadera. A cuando, siendo niños, montábamos un evento en la sala de la casa con los amigos del barrio, mientras sonaba en el fondo el popular CD Los 14 Cañonazos Bailables que traían de todo.
La vida tiene esa forma cíclica de volver sobre sí misma.
Tropicoqueta: 20 canciones, seis colaboraciones (Eddy Lover, Marco Antonio Solís, Greeicy, Mariah Angeliq, Manu Chao y Feid). Suena a merengue, a lambada, a mambo, a pop, a reggae, a cumbia, a ranchera, a reguetón, a funky brasileño, a salsa, a vallenato. Es una celebración a los sonidos latinos.
Carolina Giraldo Navarro tiene un carisma que logra que uno la quiera sin siquiera conocerla, sin ser nada de ella más que sostener un vínculo musical. Que uno se meta en el cuento de que es una amiga del colegio o una prima a la que le fue bien.
Una mujer que brilla y permite que otras mujeres también brillen. Solo por eso ya merece tantas cosas buenas. En este disco le dio la oportunidad a Greeicy con la canción Amiga Mia y repite con Mariah Angeliq, después de El Makinon: ahora con FKM Movie.
Con su música a veces confronta realidades incómodas de nosotros, la gente del común.
Nos recuerda que somos vulnerables, sí, pero también fuertes, que en los días grises el Sol siempre vuelve a salir.
Muchas veces mientras cantamos sus canciones, al mismo tiempo intentamos comprender los dolores de las mujeres que hacen parte de nuestras vidas: nuestras hermanas, primas, tías, mamás, amigas.
Karol intenta ser sincera con ella misma y con quienes la escuchamos. Eso se siente. Eso se agradece.
Tengo una teoría —de fan enamorado, claro— sobre su pelo. Creo que a través de los colores que elige, nos da pistas sobre lo que siente o sobre las etapas que atraviesa. Puede ser solo imaginación. Y está bien. Solo quiero imaginar. Aquí va:
Entre 2020 y 2022 el azul turquesa apareció como una ola sanadora, después de tanto dolor. Representó un tránsito: lo escuchamos en Mamiii, Bichota, 200 copas. Mostró que la vida también le pesaba a ella, como a casi todos. Que estaba herida, derrotada, cansada, entusada.
Después de ese periodo de vulnerabilidad, llegó el rojo: fuego puro. Una gatúbela dispuesta a arder y a ser.
Luego le vimos el rosado con el que le bajó a la agresividad. Nos mostró una Karol G más suave, más sensible. Elevó su estilo. Floreció una Karol G dispuesta a darse otras oportunidades, incluso en el amor.
Más tarde fue el rubio con toques rosados. Un renacer. O una reinvención.
Y ahora la vemos con el castaño, como cuando inició su carrera. Un regreso a sus raíces, como lo está haciendo con Tropicoqueta. Como cuando apenas empezaba a sonar en las emisoras locales.
Otro guiño a la nostalgia.
El presente de Karol G es poderoso y verla feliz hace que uno se sienta un poco feliz.
Ha cantado con varias de sus ídolas de la juventud: Amaia Montero, Anahí, Shakira, Alicia Keys, Myriam Hernández.
Hace 15 años se grabó en su cuarto interpretando las canciones de Alicia Keys. En 2023, Alicia la invitó a cantar con ella en Bogotá. Le cumplió el sueño a esa Carolina adolescente, la hija de doña Miriam y don Guillermo, la hermana de Jessica y Veronica, la tía de Sophie.
Hace más de una década, en una entrevista para un canal comunitario de Medellín, dijo que quería seguir los pasos de Shakira: “Le estoy apuntando a ese puestico que hace falta, después de Shakira”. En 2023, lanzaron juntas TQG, un éxito global.
Esta semana, con el tráiler de Tropicoqueta, revivió el drama latino que formó a la generación de los 2000: las divas de las telenovelas mexicanas. Anahí, Ninel Conde, Itatí Cantoral, Gaby Spanic. Tremendo combo. Nos recordó además a la icónica Lady Noriega.
Karol es esa niña a la que le dijeron que no, que eso de ser artista no era para ella, que era un camino de hombres. Pero lo logró. Trabajó durísimo para conseguirlo junto a un padre que nunca dudó de su talento, de sus ganas de salir adelante, de ser la Bichota: visionaria y berraca.
Qué fortuna la existencia de Carolina Giraldo Navarro, la gran Karol G, porque ella no solo canta: nos acompaña en nuestros duelos, en nuestras fiestas y en nuestros renaceres.
El resto de la historia ella la seguirá escribiendo con cada canción y con cada persona que, al escucharla, se atreve a soñar un poco más.